Desde hace décadas ha existido un mito que advierte a las personas de no compartir su idea porque se la roban. Estas personas suelen tener una o dos grandes ideas en su cabeza durante años y nunca las ejecutan. Esperan a tener todo planeado para poder «ejecutar exitosamente» su idea. Otros tienen la excusa de «no tener tiempo» y no haber podido lanzar su idea durante meses, años, o simplemente nunca. En mi caso, trato de compartir mis ideas con personas clave antes de planear, invertir y pensar en el futuro.
La idea no es lo que vale, sino su ejecución.
Lo más posible, es que nuestras ideas ya hayan sido probadas. A menos que se tenga una patente, un cierto talento o un conocimiento único, nuestra idea podrá ser copiada fácilmente en cualquier etapa. Facebook no fue la primera red social, MySpace ya contaba con millones de usuarios. Google no fue el primer motor de búsqueda Altavista y Yahoo ya obtenían miles de búsquedas mensualmente. La lista continúa y continúa. La principal diferencia de estos fue su ejecución y seguimiento.
Nuestra idea puede no ser buena.
Por más sentido que creamos que nuestras ideas tienen, el mercado puede que no lo vea igual y este será el que decide si seremos exitosos o no. Al ser compartida nuestra idea, obtenemos otros puntos de vista que pudimos haber omitido. Mi recomendación es mencionar las ideas y luego callarnos y escuchar. Obtendrán una cantidad de retroalimentación, opiniones y experiencias. No intenten persuadir o convencer a las personas de que su idea es buena, en esta etapa nuestro trabajo es recibir la mayor cantidad de información externa posible.
Cuidado con quien se habla.
Mi consejo es pedir la opinión por parte de desconocidos. Mientras menos los conozca, mejor. Por qué? Dar malas noticias o temas incómodos es una situación que nuestros familiares y amigos no quieren pasar con nosotros. Por temas de prudencia y respeto, van a sesgar sus comentarios de nuestras ideas con el objetivo de no hacernos sentir mal. En cambio, las personas desconocidas no tienen una conexión sentimental con nosotros por lo que dirán sus pensamientos más honestos. Recomiendo hablar con los clientes potenciales de la idea dejando de lado todo aspecto sentimental.
Por último, los invito a compartir sus ideas con su mercado objetivo. Obtendrán uno de dos excelentes resultados: comprueban que su idea sí es valiosa y la ejecutan, o encuentran que su idea no era tan buena como pensaban y ahorraron tiempo, dinero y esfuerzo. Al no comentar sus ideas, se están menospreciando pensando que alguien lo puede hacer mejor que ustedes. Recuerden, la idea no es la que vale, sino su ejecución.